30 abr 2010

Desempleo y políticas laborales

Mauricio Perfetti

La República, Bogotá

Abril 30 de 2010

Colombia salió bien librado en materia de crecimiento durante la reciente crisis mundial, pero es necesario reflexionar acerca de las actuales tasas de desempleo (13,5 por ciento) e informalidad (60 por ciento).


Es importante revisar varios aspectos del mercado laboral colombiano, algunos elementos macroeconómicos adversos al empleo para unos sectores específicos; y es necesario tener en consideración la intervención del Estado y legislación laboral.


Las tasas de desempleo están asociadas con el producto. Se espera que a cuando la economía crece, el desempleo y la informalidad disminuyen pero condiciones particulares de oferta y demanda laboral favorecen o limitan esos impactos. En el caso colombiano la extraordinaria participación de la mujer en el mercado laboral, la pobreza rural y el desplazamiento aumentan la oferta laboral. Además la globalización ha llevado a mayor demanda laboral por mano de obra calificada, en contra de los menos educados que son más numerosos. Igualmente sectores exportadores intensivos en mano de obra se ven afectados por una tasa de cambio desfavorable, ya que el precio del dólar no compensa el costo laboral que está dado.


Hoy en día la globalización, la innovación y el crecimiento corporativo imponen condiciones particulares al mercado laboral: se destruyen empleos pero al mismo tiempo se generan otros en nuevas actividades; la clave está precisamente en la velocidad en la que se generan los nuevos empleos y en la movilidad laboral. Estas dos variables están determinadas esencialmente por la legislación laboral y la intervención del Estado en la misma.


Colombia en un contexto de oferta laboral inflada como ya se mencionó, con tasa de cambio presionada a la baja, debe revisar la legislación laboral y la respectiva intervención del Estado, con el fin de facilitar una mayor dinámica en empleo. Revisar todo lo que facilite mayor flexibilidad en la jornada laboral, en la creación de empleo y en las razones económicas para cierre de puestos de trabajo, en las formas de contratación, y todo lo que facilite mayor movilidad laboral incluida la revisión del salario mínimo es sin duda apremiante.


Esta revisión debe hacerse teniendo políticas activas de protección social y continuando la expansión de la educación técnica y tecnológica en el país. Finalmente, varios de los instrumentos actuales de política laboral deben analizarse especial y particularmente desde el impacto en los incentivos a la informalidad más que por su efecto en la generación de empleo.