20 jul 2010

El peligro de lo obvio en temas laborales

Alvaro José Cobo Soto

La República, Bogotá

Julio 20 de 2010

En días pasados, en las páginas editoriales de este diario, un eximio y reconocido economista esgrimió algunas hipótesis sobre el desempleo y la informalidad, lastimosamente, enfocadas sobre una sola de las caras del problema.


En días pasados, en las páginas editoriales de este diario, un eximio y reconocido economista esgrimió algunas hipótesis sobre el desempleo y la informalidad, lastimosamente, enfocadas sobre una sola de las caras del problema.


Se le olvidó a nuestro experto económico que para hacer este tipo de análisis laborales debemos empezar por distinguir que el mercado bursátil es diferente al mercado de trabajo porque no toda oferta genera su propia demanda. Por experiencia sabemos que los empleadores solo están dispuestos a contratar más mano de obra si tienen mayor demanda de productos, por lo tanto, esta comprobado, que la baja de los salarios o las prestaciones sociales (que incluye el subsidio familiar) no generará mayor contratación de mano de obra o mayor formalización de los empleos existentes. Para comprobarlo, basta con revisar la más reciente Encuesta de Opinión Industrial de la Andi (abril de 2010) donde los empresarios identifican la demanda como su principal problema, seguido de materias primas, tipo de cambio, competencia, rentabilidad, contrabando, cartera y capital de trabajo.


En este punto y con el ánimo de tener una visión integral de los costos de contratación de Colombia, es necesario hacer referencia al estudio sobre competitividad del régimen laboral realizado por la firma de consultoría Ernest & Young para Proexport, donde se comparan algunos indicadores del régimen laboral de Colombia con los de otros países de la región como Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú.

El informe de Ernst & Young destaca que si bien el costo no laboral de la contratación en Colombia se encuentra por encima del de Chile, corresponde a la mitad del de Brasil, y esta por debajo del de Costa Rica y Perú. Igualmente, resalta que aún más que considerar solamente los costos no salariales también se debe observar el nivel de salarios, en particular del salario mínimo. Comparativamente, reza el documento, el costo total de contratación para Colombia es menor que el observado en Chile, Argentina, Costa Rica o Brasil. De esta manera se advierte que en una visión integral el costo del régimen laboral de Colombia es competitivo.


El estudio también destaca otros aspectos centrales dentro de la discusión en el sentido de que Colombia es en la región uno de los países con jornada semanal más extensa (Colombia 48 horas; Brasil 44 horas; Chile 45 horas) y con menor recargo suplementario diurno (Colombia 25 por ciento; Brasil 25 por ciento; Chile 50 por ciento).


Por todas estas razones argumentativas resulta curioso que cuando se hacen aseveraciones sobre costos laborales, especialmente provenientes de expertos en temas económicos, se sustenten con silogismos incompletos y parciales en detrimento del acceso a un empleo digno, precariedad en el empleo e invocando la desaparición de los pocos instrumentos que nuestro país conserva de redistribución social.


Comulgo con la tesis de Dan Heath, planteada en reciente conferencia en Compensar: ¿por qué no hacer mas de lo bueno que hacemos? Solo así lograremos erradicar de nuestra sociedad la iniquidad y la desigualdad.