21 ago 2007

Sindicalismo debe ser firme en condena a violencia y terrorismo

DECLARACION

EL MOVIMIENTO SINDICAL DEBE SER FIRME

EN SU CONDENA A LA VIOLENCIA Y AL TERRORISMO

Una desafortunada reacción suscitó en la cúpula de las Centrales Obreras colombianas la enérgica y airada denuncia, primero del Vicepresidente y luego del Presidente de la República, respecto a la suscripción de una declaración de respaldo y reconocimiento a las Farc y Eln por parte de algunos sindicatos colombianos, entre otras agrupaciones políticas y sociales presentes en un Encuentro realizado a mediados de julio en el vecino país del Ecuador.

Dicha reacción se expresó a través de los medios de comunicación, en términos de que la denuncia oficial se hizo acudiendo a acusaciones inaceptables e irresponsables, que colocan en un riesgo aún mayor a los dirigentes sindicales ante los grupos al margen de la ley que actúan en nuestro entorno; que con ellas el gobierno le extendió factura de cobro a los sindicatos por su posición en contra del TLC y que su esperada repercusión sobre la vida misma de los sindicalistas en Colombia, amerita que el caso sea reportado ante la OIT en Bruselas.

Quienes propugnamos un sindicalismo realmente democrático y venimos dando el debate interno en las Centrales acerca de esa tendencia absurda de querernos condicionar a la militancia con el Polo, o como mínimo a que asumamos las posiciones sectarias de la izquierda con su trasnochado discurso incluido, nos dolemos de esa reacción porque no consulta para nada los postulados contenidos en una declaración de principios, que al constituir nuestras Centrales nos comprometimos a abrazar y defender, y que tienen que ver con nuestro rechazo a la violencia y a los métodos no civilizados para resolver las controversias.

Responder con acusaciones las graves denuncias del primer mandatario y su vice, funcionarios que encarnan la institucionalidad de la nación y tienen entre sus deberes constitucionales velar por la seguridad del Estado, es absolutamente equivocado; es pretender que guarden silencio ante un hecho tan grave como la utilización de los sindicatos para fines anarquistas que no corresponden ni a sus objetivos ni a sus fines y es prestarse para legitimar simpatías que no caben dentro de un movimiento de trabajadores que, si lucha por una Democracia real, lo debe hacer movido por una poderosa e irreversible aspiración de libertad, de justicia y de verdad, de respeto por la vida y los derechos humanos de los trabajadores y sus organizaciones.

Nada de lo anterior nos podrá ser ofrecido por quienes en un absurdo histórico, se empeñan en mantener en Colombia el terrorismo como arma y como solución. Los grupos y fuerzas políticas que actúan imponiendo la violencia armada, tienen como meta la constitución de sociedades totalitarias dirigidas por élites divorciadas de la clase trabajadora, que terminan provocando situaciones en las que se destruyen los más elementales derechos humanos, las libertades individuales y colectivas de los trabajadores y sus organizaciones.

Nuestras Centrales Obreras no pueden caer en el error de desautorizar denuncias que, de resultar ciertas, reflejarían una desviación hace tiempo superada entre los trabajadores avanzados como lo es el anarcosindicalismo, fustigado por los grandes maestros de la revolución mundial en su momento. Calificar de irresponsables las denuncias oficiales, a menos que se pudieran desmentir de plano, equivale ni más ni menos que a justificar o encubrir simpatías o prácticas que no caben dentro del movimiento sindical, el cual por su mismo carácter debe moverse siempre dentro de la legalidad y la institucionalidad. Con la misma vehemencia le hubiera tocado denunciar a los altos representantes del gobierno, la presencia de cualquier corporación, Ong, u organismo que se considere regido por la ley colombiana, en eventos de la naturaleza del realizado en Ecuador. ¿Por qué entonces tan inusitada reacción?. ¿No comporta mucho de cinismo la anunciada denuncia del hecho ante la OIT, con lo que sólo lograremos incentivar las voces destempladas de esos malos colombianos que, acomodados en Europa subvencionados por el Estado colombiano, deliran por ver a nuestro país sancionado, en condición de paria?.

Nos han unificado a las Centrales en el discurso propio de la arenga del Polo, hasta el punto de llevarnos a desconocer e ignorar la perspectiva de la nueva sociedad que buscamos los trabajadores: una sociedad democrática que garantice en forma dinámica y creativa los derechos humanos y las libertades individuales y colectivas, junto con la democracia política, social, económica y cultural, que no es la sociedad capitalista actual con su carga de dominación, opresión y explotación, en un marco de injusticia sin precedentes, pero que tampoco es la que nos pudieran ofrecer los grupos armados que, tras perder por completo el rumbo que les pudieron marcar sus ideales revolucionarios de ayer, han incursionado en prácticas delictivas tan censurables, que no pueden tener aceptación en ningún trabajador de bien ni en sus organizaciones.

El momento que vive el país, no admite posturas a medias: o estamos con la institucionalidad o estamos con el terrorismo.

Medellín, Agosto 1 de 2007

SINDICATO DE TRABAJADORES DE TEXTILES RIONEGRO

SINTRAEMPAQUES SINTRACONTEXA SINALTRAIFRU

SINALTRAFECOL SINPROESP SINTRAEQUIPAJEROS DE ANTIOQUIA

SINTRAIMUSA SINTRAMINEROS FRONTINO G. M.