10 jul 2009

Sindicatos y TLC

Daniel Mejía

La República, Bogotá

Julio 10 de 2009

Los tratados de libre comercio con Estados Unidos y Canadá están bloqueados. Uno de los principales argumentos que los opositores del TLC han utilizado para sostener este bloqueo es la falta de resultados en materia de protección a los sindicalistas.

Pero, ¿cuáles son los indicadores concretos de la violencia contra sindicalistas en Colombia? ¿Ha habido progresos en esta materia? Cualquier asesinato es un hecho muy grave, más aún cuando el móvil de éste es la posición ideológica o política de la persona asesinada. Sin embargo, a la hora de evaluar los avances hechos para enfrentar un problema tan grave como lo es la violencia contra sindicalistas, es muy importante mirar las cifras y estudiar los indicadores concretos de resultados; especialmente si se pretende usarlos para bloquear los tratados de libre comercio que Colombia quiere suscribir con otros países.

Las estadísticas de asesinatos de sindicalistas reportadas por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y por la Vicepresidencia de la República contrastan con las aseveraciones recientes de algunos congresistas, periodistas y miembros pertenecientes a sindicatos en Colombia y otros países.

Según los datos de la ENS, los asesinatos de sindicalistas aumentaron entre 1986 y la primera mitad de los 90, alcanzando un pico máximo de 274 sindicalistas asesinados en 1996. Entre 1996 y 1999 el número de sindicalistas asesinados disminuyó hasta alcanzar 82 asesinatos en 1999, para luego aumentar de nuevo hasta 2001 cuando el número de sindicalistas asesinados alcanzó 194.

Desde 2002 el número de sindicalistas asesinados ha caído de manera sostenida hasta los últimos datos disponibles a mayo de 2009. Cuando se comparan los asesinatos de sindicalistas con los homicidios totales se puede apreciar que los primeros han disminuido aún más rápido que los segundos. En particular, mientras que el número de homicidios totales en Colombia cayó 44% entre 2002 y 2008, el número de asesinatos de sindicalistas disminuyó 74% durante el mismo período; es decir, 1.7 veces más rápido que los homicidios totales.

La otra forma de ver las estadísticas sobre criminalidad es enfocándose en las tasas de homicidios. Es decir, en el número de homicidios por cada 100.000 habitantes, o el número de homicidios de sindicalistas por cada 100.000 sindicalistas. De nuevo, las dos tasas han bajado notablemente, pero la segunda ha bajado mucho más rápido que la primera.

Mientras que en 2002 la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes en Colombia era aproximadamente 70, la tasa de homicidios de sindicalistas (por cada 100,000 sindicalistas) era de aproximadamente 22. A 20008 estas dos tasas eran 36 y 6 respectivamente. De hecho, en 2008, la tasa de homicidios de sindicalistas en Colombia alcanzó el mismo nivel (6.1) que la tasa de homicidios general en E.U. en 2008.

Los datos de la Vicepresidencia no sólo confirman una caída sostenida en los homicidios de sindicalistas entre 2002 y los últimos datos disponibles a 2009 (caída que, sorpresivamente, es mayor cuando se utilizan los datos de la ENS), sino también que los homicidios de sindicalistas caen más rápido que los homicidios de otros grupos vulnerables como periodistas, maestros, concejales, etc. En otras palabras, los avances en materia de protección a sindicalistas son aún mayores que los avances alcanzados en materia de protección de otros grupos vulnerables de la población.

Como le dijo Julio Roberto Gómez (presidente de la CGT) recientemente a la BBC, “nadie tiene por qué ser asesinado por el hecho de ser sindicalista”. Pero los debates deben estar basados en hechos, y los hechos (basados en las estadísticas disponibles tanto de la ENS como de la Vicepresidencia) indican lo contrario de lo que muchos quieren argumentar para bloquear los TLCs con E.U. y Canadá.